martes, 14 de agosto de 2007

"La Ventana"


“El llamado”

Una noche agradable por su clima, por su luz, estaba en el sitio mas rico que puede tener los metros cuadrados en donde habito, mi cuarto, como le dicen algunos, mi espacio, como le llamo yo, invernando en el mismo escuchando música agradable para mis oídos, con luz tenue de repente me levante de golpe, para atender el llamado de una persona a la cual aprecio mucho, tenia tiempo que no charlaba con ella, por lo que accedí aunque con mucho titubeo a su invitación de que fuese a pasar un rato por su apartamento, el motivo principal de su llamado era una propuesta nada normal, era una situación que ni siquiera me había pasado por la cabeza, era algo impensado, algo que jamás se me hubiese ocurrido, ella me decía que fuese para allá porque una amiga había terminado con su novio, y que era el momento justo e indicado para que yo ideara algo para poder llegarle, algo de locos, ya que ella sabia perfectamente que sabia poco de ella, que me parecía bonita, mas no quería tener nada con ella, además sumado a lo primordial que era, que ella sabia perfectamente que mi cabeza, mis sentimientos y mis intenciones estaban puestos perfectamente en otra persona.

Igual accedí a ir, mas no a idear algo para conquistar, eso si, mas bien fui con el pensamiento de poder charlar y divertirme, solo por eso. Ya en el sitio, y luego de mucha charla, otra vez mi amiga, me formulo una nueva propuesta, que la acompañase al “Hospital de Locos” algo que de verdad había escuchado (ya que ella estudia psicología) mas no era algo por el cual emocionarse o algo por lo cual animarse a ir. Era un sitio oscuro, tenebroso, maligno, era malo, rémalo, muy malo, y de verdad que no sabia porque me estaba formulando esa pregunta, si sabia que yo le huía mucho a esa clases de sitios (por mi forma de ser, así de locos; no quería imaginar el punto de mi decadencia en ese lugar) y de verdad que no podía con la idea de tan siquiera imaginarme allí y mucho menos ir a esas horas en las que me lo dijo, 11.00pm mas o menos, no recuerdo bien, era de noche, tarde, solo eso recuerdo.

“El Principio de mi tortura”

Había solo dos formas de acceder al lugar, una era unos carros que te llevaban al sitio pero quedaban como a 5 cuadras del apartamento, era feo ir hasta ahí, la otra era ir caminando, mucho mas feo todavía, no quedo de otra que ir en los dichosos carros, íbamos los tres en la parte trasera del mismo, mi amiga, su amiga y yo, poco agradable el conductor del vehículo, un tipo tosco, grosero, burdo, poco agraciado, con una mirada penetrante, muy, muy pero muy feo, creo que por tanta fealdad y por tanto gesto poco confiable de nuestra parte para con el nos dejo a 1 cuadra del “Hospital de locos”, nada chévere ese camino hasta la puerta.

Aquí empezó a cambiar lo que pudo haber sido una noche bien, ya a penas bajarme del vehículo mi amiga me dice como advertencia las tres (3) reglas esenciales para poder asistir al “Hospital”:

Regla Número Uno (1): No dejarme llevar por mis sentimientos, vea lo que vea, sienta lo que siente, nunca le pare a las aptitudes de los enfermos que allí están, todo puede ser producto de manipulación, solo con el fin de matarme, léase muy bien “matarme”, nada agradable, escuchar eso, para mi.

Regla Número Dos (2): Por mas que no quiera, cuando se escuche: “Corran”, es simplemente correr, y correr mucho, como alma que lleva un diablo.

Regla Número Tres (3): Dicho sea de paso la regla mas importantes de todas las anteriores, Nunca, nunca, pero nunca mirar directamente a los ojos de un enfermo, es imposible mirarlos a los ojos directamente, ya que eso podría traer como consecuencia mi locura o simplemente quedar hipnotizado por los mismos.

“La tortura y mi poca placentera agonía”

En tan solo unos instantes de temor que pude tener escuchando todo lo que mi amiga me decía, la amiga de ella dijo, ¡Ya! a empezar el recorrido, ya saben dijo ella, si digo “Corran” corren, ¿Ok?, con picara pregunta que de seguro cualquier persona en mi lugar no se daría el lujo de reprochar, adentrándonos al lugar en mera entrada había una niñita linda, vestido blanco, pelos amarillos agraciados, muy bonita, llorando, lloraba mucho, un llanto desconsolable, como nunca había visto a un niño llorar, me recordé de las reglas y no le pare mucho, cuando de repente vi que una enfermera con pinta de novata se le acerco buscándole respuestas a sus preguntas: ¿Qué tienes cariño? ¿Te sientes mal? ¿Qué te pasa? Para sorpresa mía que cuando esta le llego a la niña, lo único que vio fue una sonrisota macabra de placer luego que la niñita le rompiera el vientre de tan solo cruzarle un cuchillo de costado a costado. Horrible esa escena para mi vista, quede inmóvil, no había tan solo un gesto en mi cara que no fuese de susto, pavor e inamovilidad.

Mi amiga al verme así, me jalo y me llevo adentro del hospital, me dijo, comete esto, mostrándome una especie de pasta dental pequeñita y de color azulado, me dijo, comételo, eso te va a abrir los sentidos y te va a opacar los sentimientos buenos, para que no te dejes llevar por supuestas escenas de posibles condolencias, sin preguntarle demás, me tome la libertad y el gusto (sin mentir) de chuparme todo el contenido del mismo, sin dejarle a nadie, no quería que me pasara nada, por un momento me deje llevar por el individualismo solo con el hecho de protegerme a mi.

Ya adentro del lugar me dicen, hacemos unas preguntas y ya, no nos tomara mucho tiempo, caminemos siempre juntos y listo, ¿Si?

“La Gran Agonía”

Entre tantos pasillos de repente empecé a ver solo cantidades y cantidades de seres extraños, feos, mágicos, fabulosos, seres dignos de cualquier película, de cualquier cómic, era algo sorprendente, algo que no había visto antes en otro lugar. Por un instante dude de la realidad, nunca imagine seres tan sorprendentes en esta vida.

Eran hombres fuertes, malignos, con caras bravas, sucios, llenos de ira, parecían mas bien mutantes, especímenes de algo, experimentos, cosas mal hechas o simplemente perfecciones de seres creadas por alguien sumamente malo, había algunos con cachos, con manos, brazos y cuerpos grandes, algunos volaban, otros tenían armas, había uno muy peludo, con sobre poderes, eran muy extraños, bueno para mi vista.

Como decía entre tanta gente de repente la amiga de la mía grito: “Corran” y empezamos a correr sin crear pregunta alguna acerca del por qué corríamos.

Corríamos como nunca, nunca creí poder correr así, mucho menos que ellas corrieran muchísimo mas que yo, cuando he estado acostumbrado en toda mi vida a hacer ejercicios y ha correr mucho, nunca llegue a entender esa parte, entre mis ganas por alcanzarlas de repente tropecé con el ser mas inanimado que en mi vida vi, era tenebroso, un tipo como de 2 metros y tanto, pelo blanco tirando a amarillo, descuidado, largo, sucio, de manos grandes, dientes sangrientos, ojos rojos como de lava, era simplemente temible, y de paso sin darme cuenta lo estaba mirando fijamente a los ojos, en esos instantes me di cuenta de que había roto la regla mas importante de todas, la de no mirar directamente a los ojos de ninguno de los que allí estaban, simplemente me dedique a observarlo, a dejarme llevar en su mirada sin fin, en ese temible mar de lava que irradiaban sus ojos, en ese instante algo en mi me dijo que tenia que levantarme y correr, que fue lo que hice, pero eso si, corrí mirando siempre hacia atrás, sin dejar de mirarlo, para atemorizarme muchísimo mas, luego de que vi que inexplicablemente de sus manos salían unos rayos azules hacia mi persona, nunca pare de correr, corrí en círculos, corrí esquivando y esquivando rayos (los mismos pulverizaban, porque mientras los esquivaba, cuando agarraban a otra persona que no era yo, simplemente los pulverizaba, los convertía en polvo y desaparecían), corrí en línea, corrí, pero entre tanta carrera me perdí, y en esa perdida solo me encontré con la verdad de que no sabia como iba a hacer para escapar de esa situación

“El Inferno”

Ya sin aliento, solo con mi coraje de no dejarme atrapar me encontré con una fila sin fin de seres asquerosamente temibles, sin explicación alguna todos iban gritando y murmurando cosas terribles, parecían conjuros, cosas así, todos iban en línea directa a un gran portón, de unos 12-20 metros de alto mas o menos, arriba del mismo decía en letras oscuras “Inferno”, nada mas de leer eso en mi se vinieron unas energías y unas ganas en mi cuerpo que me subieron las energías como si nunca hubiese corrido, como si no me hubiese pasado nada anteriormente. Empecé a buscar la manera de buscar una puerta alterna, una luz que me sacara de ese lugar, algo que no me llevara a tal “Inferno” me decía a mi mismo que no era justo llegar así allí, empecé a hacer como uno mas de ellos, murmuraba y decía cualquier cantidad de loqueras para pasar desapercibido, entre tanto en el horizonte vi a mis amigas correr, y les grite, me miraron y me dijeron que las siguiera, lo único malo fue seguirlas, porque tuve que correr en contra de la corriente, me lleve a un viaje de tipos y seres por delante hasta que por malas vibras y malos auges de la vida me volví a tropezar con el tipo ese que me echaba rayos y que me estaba buscando, en mi entro un pánico como nunca, lo empuje y corrí.

Cosa que lo que hizo fue llamar la atención de todos los demás, entre tanto correr me caí y cuando levante mi mirada para levantarme estaba ahí, esa niñita que vi al principio de mi llegada a este macabro sitio, me miro y me hizo como a abrazar, lo cual no permití, la esquive y empecé nuevamente a correr, ya casi perdiendo la vista de mis amigas, con el ultimo aire que me daba para gritar les dije que se fueran de ahí, que yo de una u otra manera salía de allí.

“La Luz”

Buscando y buscando la manera de escapar vi una luz encima de mi, era una ventana, quedaba como a 5 metros del piso, debajo de ella, la fila de matones que iban directamente para el “inferno” me di cuenta de que al final del pasillo había una escalera la cual pensaba que si la subía podría haber una manera de llegar a esa ventana.

Subí y ya ahí temí de mi, temí de nunca poder salir de allí, de morir descuartizado, de morir quemado, hasta de morir en un acto brutal de canibalismo, algo así, no se, pero temí y mucho, llegue a una especie de balcón que me colocaba enfrente de la ventana, nos separaban como 4 metros no mas, me dije a mi mismo, si te impulsas y saltas puedes alcanzarla, pero temía en que si no era así , mi caída iba a ser para simplemente morir, ya que iba a caer encima de los que a tanto les huí, pensé en que era un idea totalmente absurda, pero mi loco interior, me decía que era mejor intentar que simplemente esperar ahí hasta que me mataran.

Entre tantos pensamientos, titubeos y locuras sentí que me miraban, voltee mi cabeza y era el, no se cansaba de buscarme, quería matarme, pulverizarme, sentir placer por hacerme desvanecer, de verdad que no sabia porque su búsqueda insaciable por hacerme daño, cuando lo único que le había hecho era haberlo tropezado y mirado fijamente, no es algo como para matar.

“El Supuesto Escape”

Esa mirada de el para mi, fue motivo suficiente para decidirme a correr y brincar en búsqueda de la ventana que creía que me podría sacar de tan despreciable sitio.

Corrí y brinque como nunca pensé en hacerlo, nunca me pudo haber salido mejor una carrera y un brinco, era digno de un atleta, la caída no fue agradable, pero ya estaba en la ventana, el cristal se rompió, y milagrosamente ni me corte, no me paso pero nada, ni me dolió la caída, ya con gesto de placer en mi cara al buscar el siguiente brinco que seria el que me daría acceso a la parte afuera del recinto, vi como un río bordeaba el mismo, era la parte de atrás del “Hospital” no imagine que eso podría estar allí. El río lo bordeaba una especie de guardianes, eran los más poderosos y feos de todos los que adentro habitaban, en ese momento me detuve a pensar, como rayos iba a hacer para escapar ileso del lugar.

Como iba a hacer para no llamar la atención, como rayos, ¿Rayos? En ese justo instante un rayo, me paso cerca, muy cerca de la cara, era el otra vez, que desde el balcón intentaba alcanzarme con sus rayos, no quería dejarme en paz, simplemente me quería matar.

Mire, mire y vi que si hacia lo mismo, que ya anteriormente había hecho podría alcanzar el copo de un árbol que tenia enfrente, salte y ciertamente lo alcance, pero ahí si que fue fatal, fue el impacto mas grande que había sufrido hasta ese día.

Me dolía pero todo, me dolían las costillas, los brazos, las piernas, la cabeza, indiscutiblemente todo el cuerpo, me tome la libertad de olvidarme de todo y descansar un rato en mi agonía.

Casi me duermo y paso desapercibido si no es por el incansable y maldito ser que no saciaba sus ganas por liquidarme.

“El Maldito Destino”

Rayos lanzo, rayos esquive, rayos casi tome, ni idea como, debe ser en esas ganas por no morir, brinque como antes al siguiente copo de el siguiente árbol, y ni idea del porque esta vez eran tan lentos, venían persiguiéndome pero como tortugas, a lo mejor era para hacerme sufrir mas, no se, lo cierto es que brinque y baje del árbol, correr fue mi siguiente acto, por momentos pensé en lanzarme al río, pero no me mentía en que si iba a morir no iba a ser porque me entregaba a ahogarme (ya que nadar no se), prefería seguir corriendo hasta quedar sin energías que a entregarme así, mucho mas si ya había pasado por tanto.

Pero ojalá lo hubiese pensado mejor, ya que de verdad las reservas de energía ya eran pocas, ya no podía correr, solo me mantenía la terquedad de mi coraje para triunfar y lograr escapar, en el punto que mejor me sentí, en el punto que ya no veía a nadie a mis alrededores, tropecé y fue la peor caída que tuve hasta ese día, vueltas di como loco, demasiadas vueltas, en mi intento por recuperarme de ese tropiezo, sentí con poco agrado, como algo mágicamente e indescriptiblemente poderoso tronaba mi cuello para hacerme levantar, sentí como cada una de mis vertebras y d mis huesos se rompían uno por uno, ya en el aire me viró, para darme cuenta de que el que me estaba levantando era ese ser que tanto le huí.

Me miró, se vio claramente como lentamente cada uno de sus dientes salía a flote para brindarme un gesto de placer, su placer, sus ganas cumplidas y libradas por poder alcanzarme, por poder tomarme y hacer no se que conmigo, en ese justo instante se acerco lentamente a mi, sin dejar de mirarme fijamente, sin dejar de mostrarme ese ambiente hostil que habitaba dentro de el a través de sus ojos, a la par vi como impulsaba su mano derecha con la peor de las intensiones, con el gesto mas fuerte que se le puede hacer a tu peor enemigo, gesto que realizo para incrustar sus dedos en mi estomago, acto que le permitió para su placer generar ese rayo que tanto busco, ese rayo que me pulverizo.

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